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Foto del escritorDra. García Millán

Claves para prevenir el fotoenvejecimiento

Actualizado: 26 mar 2022

En este reportaje, en el que he tenido la ocasión de colaborar con la gran periodista Luisa Valeiro para El Mundo, os lo contamos.

La piel ligeramente bronceada puede resultar favorecedora, pero no debemos olvidar que la radiación solar acelera nuestro proceso natural de envejecimiento, además de provocar otros daños a largo plazo. Para no jugarte la salud de tu piel con el sol lo recomendable es seguir las siguientes pautas:

  1. Protegernos del sol todo el año (adaptándonos a cada situación)

  2. Siempre aplicar la cantidad adecuada de fotoprotector. Solemos quedarnos cortos: recordemos que 25-30ml en todo el cuerpo es lo adecuado

  3. Cuidar de forma especial las zonas más expuestas o delicadas como el escote, la cara, los labios...

  4. Incorporar a nuestra rutina cápsulas de fotoprotección oral (aunque no sustituyen a la crema protectora)

  5. Tener en cuenta que lo más importante es evitar las quemaduras. Y la piel un poco roja es una quemadura incipiente

  6. No exponernos al sol en las horas centrales del día

  7. La nieve, la navegación o las excursiones en el campo pueden suponer muchas horas de exposición. No debemos descuidarnos en estos casos

  8. El filtro solar también se debe usar a la sombra y cuando está nublado.

  9. Tras la exposición solar hidratar y reparar la piel es esencial

  10. No nos olvidemos de la dieta saludable como complemento. Es esencial aumentar la ingesta de antioxidantes, betacarotenos y licopeno: una dieta de colores

Os dejo a continuación un fragmento del artículo que elaboró Luisa.

 


Las 10 claves para prevenir el fotoenvejecimiento

Con la llegada del verano, las horas al aire libre se multiplican y las posibilidades de sufrir los efectos dañinos de los nocivos rayos ultravioletas aumentan. Si bien disfrutar del sol es agradable y tiene algunos beneficios -ayuda a sintetizar la vitamina D- y favorece el estado anímico, una exposición prolongada y sin la protección adecuada puede ser altamente perjudicial.

La consecuencia más inmediata de los perjuicios ocasionados por el astro rey son las clásicas quemaduras. Pero más allá de la irritación temporal, el enrojecimiento y el picor que causan estos achicharramientos, debido a que el daño solar se acumula en la epidermis, con el tiempo puede desencadenar el deterioro prematuro de la piel y en los peores casos carcinomas. Es decir, se produce fotoenvejecimiento.

Pero, ¿Qué es el fotoenvejecimiento?

Este término hace referencia a la "aceleración del envejecimiento natural de la piel por el daño causado por la exposición crónica a la radiación ultravioleta. Provoca alteración en el ADN y en los tejidos", explica Cristina García-Millán, miembro de la Asociación Española de Dermatología y Venerología y doctora en el grupo de Dermatología Pedro Jaén.

Sin embargo, ese perjuicio no se manifiesta de forma inmediata, sino con el paso de los años. "Esta es la razón por la que decimos que la piel tiene memoria. El daño que hemos recibido, por ejemplo, a los 25 años se manifestará en torno a los 45. Normalmente el periodo en el que el comienzan a percibirse los efectos del sol en la piel es de 20 años", continúa la doctora.

La percepción de la edad u otras cuestiones estéticas, como la belleza, se relacionan con el estado de la epidermis, que responde en buena parte a la exposición al medio ambiente. Son dos los factores que intervienen en el envejecimiento. Por un lado, "el intrínseco, llamado también cronoenvejecimiento, que se produce por el paso de los años y afecta a todo el organismo pero en la piel es más visible. Se trata además de un proceso inevitable, determinado genéticamente, aunque un buen cuidado y algunos tratamientos (cremas antiedad, etc.) pueden retrasar o atenuar estos signos de la edad", explica García-Millán.

Estos cambios producidos por el avance progresivo de los años, pueden incrementarse por algunos elementos externos como la radiación ultravioleta y el tabaco o la contaminación. "Los llamados factores extrínsecos, debido a la exposición diaria a diversas fuentes como los rayos solares o el tabaco, aumentan la producción de radicales libres y producen daño en el ADN, disminuye el nivel de colágeno y elastina y provoca numerosas lesiones en la piel", asegura la dermatóloga. Entre estos agentes externos, "el que mayor efectos negativos produce sobre la piel es la radiación ultravioleta, hasta un 80%. El consumo de tabaco y la contaminación, así como otras variables relacionadas con el estilo de vida como la falta de sueño, el estrés o la alimentación también afectan", sigue García-Millán.

Entre los cambios más frecuentes y visibles que se aprecian en la piel se encuentran la pérdida de elasticidad, firmeza y descolgamiento, piel amarillenta, tono irregular (despigmentación), desarrollo precoz de arrugas profundas, manchas solares (léntigos), piel seca y lesiones premalignas (queratosis actínica), que a largo plazo puede dar lugar a carcinomas.

"Los dermatólogos solemos recomendar revisiones anuales. Algunos cambios cutáneos vienen provocados por la edad, pero otros responden a los efectos del sol. Si la visita a consulta se realiza cada año se pueden detectar las lesiones premalignas, que requieren de poca intervención. Mientras que si se deja pasar el tiempo, estas lesiones pueden dar lugar a ciertos tipos de cáncer de piel", recuerda la doctora.

Es cierto que el proceso biológico de envejecer no lo podemos detener, pero aquel que es producido por factores externos se puede prevenir. Para evitarlos, puedes seguir unos prácticos consejos.

1.- PROTÉGETE TODO EL AÑO. El uso de fotoprotectores en cualquier época del año es el mejor antídoto para prevenir el envejecimiento prematuro. Como la radiación ultravioleta es más potente en verano y el tiempo al aire libre es mucho mayor se deben extremar las precauciones durante esta estación. Sin embargo, los efectos del sol actúan en la piel los 365 días del año a pesar de que haga mal tiempo o el día esté nublado.

"Recomendamos usar fotoprotección a diario, independientemente de que sea invierno, primavera, verano u otoño. Tampoco es necesario aplicar siempre un factor de protección solar 50, dependerá de la latitud en la que estemos, de la época del año, del estilo de vida, etc. Pero es indispensable su uso", dice la experta.

Además, en el caso de los niños, cuya piel es más frágil y fina, el efecto de una quemadura puede acarrear serias consecuencias en su vida adulta. "Una buena parte de los carcinomas que vemos en las consultas están causados por quemaduras durante la infancia. Por lo que es conveniente usar una protección no menor de 50", cuenta García-Millán. Las personas con pieles sensibles, alérgicas, con marcas o un fototipo bajo son también más vulnerables a los rayos solares.

2.- APLICA EL FOTOPROTECTOR GENEROSAMENTE Y RENUÉVALO. Uno de los errores más comunes es aplicar una cantidad insuficiente de este tipo de lociones. La dermatóloga incide en que para un adulto hay queusar entre 25 y 30 ml (como un vaso de chupito) para todo el cuerpo. Los estudios sobre los protectores solares están hechos en base a una medida sugerida. Usar menos producto podría disminuir el efecto y provocar quemaduras.

"Ningún producto de estas características ofrece una protección absoluta. No se deben prolongar las horas de sol pensando que como ya hemos aplicado el fotoprotector no nos ocurrirá nada. Hay que reponerlo cada dos horas, tras el baño o después de una actividad que nos haya hecho sudar", alerta García-Millán.

También es muy frecuente asumir que si el factor de protección es alto no es necesario reaplicarlo. Nada más lejos. "Un factor 50 ofrece una mayor capacidad de defensa de la piel antes de que una persona pueda llegar a quemarse, pero no es infalible. La crema hay que renovarla independientemente del factor de protección", aclara.

3.- CUIDADO CON LAS ZONAS MÁS EXPUESTAS. El rostro, el escote, los hombros o la parte posterior del cuello, aunque no suelen olvidarse en el momento de aplicarse el protector solar, son áreas de la piel que muestran una mayor exposición al sol y, por tanto, más propensas a quemarse y sufrir el fotoenvejecimiento. Especial cuidado requiere la punta de la nariz, puesto que el sudor suele arrastrar la crema, dejándola sin cobertura ante los rayos del astro rey.

El cuero cabelludo -principalmente en cabezas desprovistas de pelo o con rayas muy marcadas-, así como las orejas, los labios, los párpados son otras partes del cuerpo con alto riesgo de sufrir quemaduras y, en muchos casos, las grandes olvidadas al utilizar la crema solar. Recordar el uso de fotoprotector, junto con gorra o sombrero y gafas de sol resguardarán en muchos casos estas regiones que a menudo se descuidan.

4.- PROTECTORES ORALES. Los efectos del sol se pueden prevenir también desde el interior. La fotoprotección oral es el complemento perfecto a la protección tópica. "Por su alta carga en antioxidantes y agentes reparadores, las células sufren un menor daño durante la exposición solar. Está altamente recomendado en personas con piel y ojos claros, niños, ancianos... que presentan mayor riesgo", recomienda la doctora.

Eso sí, aunque son un aliado ideal para combatir los rayos solares, no son ni mucho menos sustitutivos de las cremas con factor de protección.

5.- NO EXISTE EL BRONCEADO SALUDABLE. Aunque resulta verdaderamente favorecedor, lo cierto es que no hay un bronceado sano. Oscurecer un par de tonos la piel tomando el sol no es más que " un mecanismo de defensa, es la muestra evidente de un daño en la pieL, que actúa contra los efectos de los rayos ultravioleta", recalca la dermatóloga.

La quemadura es fácil de evitar con un buen factor de protección solar, "pero la piel recibe igualmente ese perjuicio, incrementando las posibilidades de envejecimiento prematuro aunque no de una forma tan acelerada como si no se emplease crema solar. Al final se trata de no hacer locuras. Si deseas broncearte al menos debes usar factor de protección, renovarlo, no exponerse a ciertas horas... Siempre con precaución", recomienda García-Millán.

6.- EVITAR LAS HORAS CENTRALES DEL DÍA. Los radiación ultravioleta alcanza su punto álgido entre las 12 de la mañana y las cuatro de la tarde. Durante esa franja horaria los rayos solares son más fuertes y perjudiciales y no conviene exponerse.

7.- NO SOLO EN LA PLAYA. Son numerosas las personas que solo emplean la protección solar cuando acuden a la playa o la piscina. García-Millán incide en que hay otros escenarios en el que el sol puede ser muy perjudicial y no solemos ser conscientes: "Es muy arriesgado hacer turismo en una ciudad sin usar un fotoprotector, por ejemplo. Las personas que navegan también deben cuidarse, la brisa y la humedad descienden la sensación de calor y no se percibe el daño que se está recibiendo en la piel. Además, el casco del barco suele ser blanco y refleja la luz". Y añade que, en general, en cualquier actividad que se realice al aire libre hay que proteger la piel de los rayos ultravioletas, independientemente del tono de piel.

Asimismo, medios como la nieve, el agua o la arena proyectan los rayos solares e incrementan sus efectos dañinos sobre la piel. Para estar realmente protegido, es imprescindible el uso de protectores solares con factores altos.

8.- BUSCA LA SOMBRA. Permanecer bajo la sombra es una buena medida fotoprotectora. Sin embargo, "incluso bajo la sombrilla, el toldo u otros tejados de paja, varillas, vegetación, etc. debe aplicarse la crema solar. La radiación atraviesa a menudo las telas de las sombrillas, excepto aquellas que están preparadas para proteger de los rayos UVB y UVA, y la sombra se va moviendo, por lo que no evitan el 100% las quemaduras. Además, no hay que olvidar que la arena refleja la luz. En cuanto a los tejadillos de paja o varillas siempre hay alguna rendija por la que se filtra el sol", expone.

9.- DIETA SALUDABLE. Una alimentación sana y equilibrada, rica en frutas y verduras, ayuda a mantener las defensas naturales de la piel. "Si nuestra dieta es rica en betacarotenos (zanahoria, pimiento, naranja, calabaza, brócoli, espinacas...), licopenos (sandía, albaricoque, arándanos y frutos rojos, tomate, pomelo...) y, en general, alimentos con poder antioxidante, las células de la piel están más protegidas", declara la dermatóloga.

10.- DESPUÉS DEL SOL. Para mitigar el efecto del sol, lo primero que hay que aplicar es una loción de tipo after sun, que posee una composición reparadora que poco a poco va recuperando la piel. Además, hidrata y refresca. Por otro lado, ciertos productos antiedad -con vitamina C y E, retinoles, alfa hidroxiácido, ácido hialurónico...- ayudan a revertir en cierto grado los signos del envejecimeinto. No obstante, insiste García-Millán: "el mejor antiedad es el protector solar".


Originalmente publicado en El Mundo




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