Nuestra piel envejece por diversos factores, desde la exposición al sol hasta la contaminación ambiental. Sin embargo, uno de los procesos menos conocidos que acelera el envejecimiento cutáneo es la glicación, un fenómeno ligado al consumo excesivo de azúcares.
Aunque lo conocemos desde hace tiempo, este fenómeno ha cobrado auge en los últimos años. De hecho es uno de los temas que se han tratado en el Congreso de la Academia Americana de Dermatologia (AAD) que se está celebrando en estos dias en Orlando (EEUU). Veamos en qué consiste, cómo afecta a la piel y qué estrategias podemos seguir para prevenirlo.

Qué es la glicación
La glicación es una reacción bioquímica natural en la que los azúcares, como la glucosa y la fructosa, se unen a las proteínas y los lípidos sin intervención enzimática, formando compuestos denominados productos finales de glicación avanzada, o Advanced Glycaton End Products (AGEs, por sus siglas en inglés).
Este proceso afecta especialmente a proteínas estructurales clave en la piel, como el colágeno y la elastina. Estas proteínas son esenciales para mantener la firmeza y elasticidad de la piel, pero cuando se ven afectadas por la glicación, pierden su funcionalidad, se hacen más rígidas y contribuyen al envejecimiento cutáneo prematuro.
El colágeno y la elastina confieren a la piel su estructura y capacidad de recuperación. Cuando la glicación daña estas fibras, aparecen signos evidentes de envejecimiento
¿Cómo afecta la glicación a la piel?
El colágeno y la elastina confieren a la piel su estructura y capacidad de recuperación. Cuando la glicación daña estas fibras, aparecen signos evidentes de envejecimiento:
Aparición de arrugas: La rigidez del colágeno reduce la capacidad de la piel para mantenerse tersa.
Pérdida de elasticidad y firmeza: La elastina dañada hace que la piel pierda su capacidad de recuperación.
Tono de piel apagado y desigual: La acumulación de AGEs interfiere con la regeneración celular, provocando una tez opaca y la aparición de manchas.
Mayor susceptibilidad al daño externo: La piel glicada es más vulnerable a los efectos de la radiación ultravioleta y la contaminación ambiental.
Factores que aceleran la glicación
Aunque la glicación es un proceso natural que se intensifica con la edad, algunos factores pueden acelerarlo:
Dieta rica en azúcares y carbohidratos refinados: El exceso de glucosa en sangre aumenta la formación de AGEs.
Consumo de alimentos cocinados a altas temperaturas: Métodos como freír o asar generan AGEs que luego se incorporan al organismo.
Exposición solar sin protección: Los rayos UV potencian la formación de radicales libres, promoviendo la glicación.
Tabaquismo y contaminación ambiental: Ambos factores incrementan el estrés oxidativo, acelerando el proceso.
Estrategias para prevenir y combatir la glicación
1. Adoptar una dieta saludable
Reducir el consumo de azúcares simples: Limitar la ingesta de dulces, bebidas azucaradas y productos ultraprocesados ayuda a disminuir la formación de AGEs en el organismo.
Optar por carbohidratos complejos: Incorporar granos enteros, legumbres y vegetales permite una liberación más gradual de glucosa, reduciendo los picos glucémicos.
Incluir alimentos ricos en antioxidantes: Frutas y verduras como bayas, cítricos, espinacas y brócoli ayudan a neutralizar los radicales libres y a minimizar el daño oxidativo en la piel.
Preferir métodos de cocción suaves: Cocinar al vapor, hervir o guisar a bajas temperaturas minimiza la formación de AGEs en los alimentos.
2. Mantener una rutina de cuidado de la piel adecuada
Uso de productos con ingredientes antiglicación: La carnosina es un dipéptido con capacidad para inhibir la formación de AGEs al unirse a las moléculas de azúcar, protegiendo las proteínas de la piel.
Aplicación regular de antioxidantes tópicos: Sérums o cremas con vitamina C, vitamina E y resveratrol ayudan a combatir el estrés oxidativo y a proteger las estructuras cutáneas.
Protección solar diaria: El uso de un protector solar de amplio espectro previene el daño inducido por los rayos UV, que pueden acelerar la glicación y la degradación del colágeno.
3. Adoptar un estilo de vida saludable
Ejercicio físico regular: La actividad física mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a mantener niveles óptimos de glucosa en sangre, reduciendo la glicación.
Hidratación adecuada: Beber suficiente agua diariamente mantiene la piel hidratada y favorece la eliminación de toxinas.
Evitar el tabaquismo y reducir la exposición a contaminantes: El tabaco y la contaminación incrementan el estrés oxidativo, potenciando la formación de AGEs.
La glicación es un proceso inevitable, pero podemos ralentizar su impacto con hábitos adecuados.
Consulta a tu dermatólogo
La glicación es un proceso inevitable, pero podemos ralentizar su impacto con hábitos adecuados. Para un cuidado efectivo y personalizado de la piel, acudir a un dermatólogo es fundamental. Un especialista podrá evaluar tu piel y recomendarte los mejores productos, tratamientos y estrategias para mantenerla joven, firme y saludable el mayor tiempo posible.
No dejes que el exceso de azúcar marque tu piel: consulta con tu dermatólogo y empieza a cuidarte hoy mismo.